De omnívoro a plant-based en 3 meses

Tú decides hasta dónde llegar: ser vegano, vegetariano o reducir el consumo de productos de origen animal en un 80%

Yo te guío en el camino

Tú y tu propósito

“Decidido, voy a reducir mi consumo de productos de origen animal”

– El exterior:

“Te van a faltar proteínas…”

“¿Y la anemia qué?”

“Tan buena no será esa dieta si necesitas tomarte una pastilla de B12…”

“De toda la vida se ha comido carne”

“¡Con lo cara que es la dieta vegana/vegetariana!

“Lo del veganismo es una moda”

– Tu yo interno:

“¿Debo mezclar legumbres con cereales para obtener proteína completa?

“¿Compro lino molido o entero para tener suficiente Omega 3?

“¿Qué desayuno ahora que no quiero comer jamón serrano? ¿Tostada de tomate, aceite y ya? ¿Es un desayuno completo?

“Puf… no tengo tiempo… ¿ahora cómo hago para hacerme de comer algo completo y que esté bueno?”

“Joder, qué cara es la Heura… como para comprarla todos los días…”

“¿Qué diferencia hay entre ovolactovegetariano, vegetariano estricto y vegano?”

Mi punto de inflexión

Seguramente todas estas frases te sean familiares a la hora de comentar con tu círculo  y  plantearte reducir el consumo de productos de origen animal. Nos asaltan todo tipo de dudas, no sabemos cómo empezar, qué nutrientes tener más en cuenta, qué cambios voy a notar, etc.

Spoiler alert, yo estuve allí y os comento cuál fue mi punto de inflexión

Mediados del año 2021, dejo a mis perros Morcillo y Ramón en casa  y me dirijo al Mercadona para comprar la comida de ese día que iba a ser cordero lechal al horno. Voy a la sección de congelados y al ver la forma de la pata me percato de una cosa que a lo mejor para cualquier ser humano parece una tontería para no fui consciente hasta ese momento: lo mucho que se parecía ese trozo de carne a las patas traseras de mi perro…

Mi transición

No le doy mayor importancia en ese momento y sigo haciendo la compra. Sin embargo a medida que iba comprando más y más productos (leche, huevos, embutidos, etc.) iba reflexionando en mi interior:

“La verdad que es la misma forma”

“La comida que voy a hacer está buenísima pero… ¿merece la pena el sufrimiento de un animal que no quería morir?”

Termino de coger los productos y mientras me espero en la cola para pagar me asalta la pregunta que para mi supuso un antes y un después:

“¿Por qué distingo entre mi perro y un cordero? ¿Acaso no sufren igual?”

Justo aquí se inició mi transición al veganismo.

Tu transición

Ahora es cuando llega la parte super guay en la que te digo que dejé la pata de cordero lechal en el congelador, cogí un bloque de tofu, le prendí fuego a una charcutería, me puse a gritar “¡Liberación animal!” en pelotas y a partir de ese momento me convertí al veganismo y me fui a un monte a vivir rollo ermitaño, pero no, siento no cumplir tus expectativas de película de Hollywood.

La realidad es que terminé comprando esa pata de cordero lechal.

Lo que sí hice fue proponerme lo siguiente:

Voy a empezar a bajar el consumo de productos de origen animal, mañana en vez de la tostada de jamón con tomate me voy a tomar una tostada de aguacate y hummus

Gracias a mis conocimientos en dietética pude hacer una transición paulatina en tres meses, bien planificada y controlando los nutrientes que mi cuerpo necesita de manera sencilla. En su momento llevaba una alimentación vegetariana estricta (vegana) en casa y vegetariana cuando comía fuera (intentando priorizar siempre la opción vegana).

A día de hoy soy vegano.

De esta “transición” surgió mi pregunta principal:

Yo, que tengo estos conocimientos he podido hacer de manera sencilla, controlada y en apenas 3 meses, pero… ¿Y las personas que no tienen tiempo para estudiar el TSD (Técnico Superior en Dietética) y luego hacer cursos/masters para especializarse en este tipo de dietas? ¿Lo harán de manera efectiva o por el contrario se darán de bruces con gurús de la nutrición, estafas como herbalife o lo planificarán a lo loco?”

La verdad que examinando a mi círculo cercano, clientes y sus historias es más bien una mezcla de estas tres últimas situaciones…

Es por ello que decidí especializarme en ayudar a las personas a hacer transiciones a una dieta PLANT-BASED de manera correcta.

A continuación te muestro las tres formas en las que te puedo ayudar:

La transición

Ventajas de una transición a una alimentación

PLANT-BASED

SALUD Y ESPERANZA DE VIDA

Mejorarás todos tus parámetros de salud y estarás llevando una dieta que te permitirá vivir más años con la mejor calidad de vida posible.

BIENESTAR ANIMAL Y SOSTENIBILIDAD

Estarás ayudando a transformar un sistema alimentario injusto en uno más ético y respetuoso, tanto con la vida de los animales como con la del planeta.

ECONÓMICO

Estarás llevando el patrón alimenticio más económico que existe y tu bolsillo al final de cada mes lo agradecerá.

¿Hablamos?

Puedes consultarme cualquier duda que tengas en relación a mis servicios o colaboraciones.